Jesús contó una historia sobre un comerciante que buscaba perlas. Un día encontró una perla de mucho valor. ¿Qué hizo el comerciante? Dice el relato que “vendió toda las cosas que tenía y la compró” (Mateo 13:45,46).
¿Por qué debería interesarnos esta parábola? Jesús lo dijo al principio del versículo 45: “El Reino de los cielos es como un comerciante…”. Es decir que Jesús comparó esa “perla tan valiosa” con el “Reino de Dios. Pero ¿qué es el Reino de Dios?
Sencillamente, es el medio que Dios va a usar para arreglar todo lo que le hombre ha estropeado. Una gobernación de parte de Dios. Tiene un Rey, tiene gobernantes y súbditos. No es una condición que está en nuestro corazón como algunos dicen. Es real.
Nos interesa a todos, porque ese Reino nos va a afectar a todos los seres humanos. Como dato curioso, ese Reino ya estaba profetizado desde hace muchos siglos. El profeta Daniel, profetizó sobre ese reino. Dijo:
“En los días de esos reyes, el Dios del cielo establecerá un reino que nunca será destruido ni pasará a manos de ningún otro pueblo. Este reino hará añicos y pondrá fin a todos esos reinos, y será el único que permanecerá para siempre” (Daniel 2:44).
Según estas y otras profecías referentes al Reino de Dios, “los días de esos reyes”, son nuestros tiempos. El reino fue “establecido” en 1914. Y su Rey es Cristo Jesús. Él ya está reinando desde esa fecha en los cielos. Y en breve lo hará aquí en la tierra.
Es por eso que nos interesa esa parábola. Porque cuando eso suceda Jesús va a juzgar a todos. Y queremos que cuando eso suceda, él nos encuentre haciendo la voluntad de Dios. Para ello deberemos “vender” o hacer cambios en nuestra vida como hizo el comerciante.
¿Está usted dispuesto hacer eso? Pues a aprenderá las “leyes” de Dios para poder ser súbdito de ese reino. Saludos.